Por décadas, académicos y lingüistas han intentado descifrar de dónde viene realmente el mapudungún, la lengua del pueblo mapuche. La respuesta aún no está clara.
Parte de esta incógnita lingüística es por qué se trata de una lengua “aislada” o “no clasificada”, es decir, que no deriva de otra lengua viva, como por ejemplo, el español, que procede del latín y de las lenguas romances. Por lo tanto, al ser “aislada” es más difícil descubrir de dónde vienen sus palabras, su estructura o su gramática.
Estudio revela que no hay hablantes fluidos de mapudungún menores de 40 años
Lo que sí está claro es que cada vez menos gente habla esta lengua. Así lo reveló un estudio realizado por el Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales (IEII) de Universidad de La Frontera (UFRO), en conjunto con investigadores de la Universidad Católica y académicos de la Universidad Católica del Norte, el cual concluyó que no existen personas menores de 40 años que hablen fluido el mapudungún. “Está en riesgo la continuidad de la lengua”, sintetiza la investigación.
La investigación fue realizada en el marco del Decenio Internacional de la Lenguas Indígenas, mandatada por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, a través de la Unidad de Coordinación de Asuntos Indígenas (UCAI), y en ella se aplicaron dos instrumentos: una encuesta de contexto y una prueba de competencias lingüísticas.
El estudio, titulado “Medición del Estado de Lenguas Indígenas en el territorio Nacional”, abarcó cuatro regiones del sur de Chile: Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, donde se encuentra cerca del 43% de la población mapuche (de entre 15 y 81 años), de acuerdo al último Censo.
Del total de los encuestados solo el 14% de ellos habla el idioma de modo fluido, mientras el 40% utiliza exclusivamente el español en su vida cotidiana. Los hablantes fluidos son principalmente adultos mayores, con un promedio de edad de 64 años, y la gran mayoría (85%) vive en zonas rurales.
También se mostró que, de los hablantes fluidos, un 57% corresponde a hombres y 43% a mujeres. Y son las mujeres -principalmente las madres- quienes realizan el rol de la transmisión de la lengua, con una diferencia cercana a 10% con los hombres.
En esa línea, un 79% de quienes se consideran hablantes o comprenden el mapudungún, declaran que aprendieron en su hogar. Lo que contrasta con la formación a través del sistema educativo, donde sólo un 4% menciona haber aprendido en esas instancias. No obstante, el estudio no buscó medir el impacto de los programas de educación intercultural bilingüe y en menores de 15 años.
“Existe escasa posibilidad de transmisión y enseñanza de la lengua a generaciones más jóvenes. Esto refleja que las políticas actuales no han alcanzado un nivel de impacto sustancial en la revitalización de la lengua, ante lo cual como sociedad no podemos quedarnos impávidos”, alrta Osvaldo Curaqueo, investigador y director del Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales de UFRO.
Miguel Melin Pehuen, investigador del IEII, quien formó parte del equipo ejecutor del estudio, señala que los resultados son esperables, ya que anteriores trabajos desarrollados por el instituto han dado cuenta de la nueva realidad de debilitamiento y desplazamiento del uso del mapudungun.
El segmento etario reducido que tiene un manejo formal y el hecho de ser el hogar como el espacio de mayor uso, “es preocupante” enfatiza Melin. Algunos de los logko o autoridades hablante fluidos que escucharon estos resultados en Temuco, “incluso, nos indicaban que en su experiencia del último tiempo visitando familias sienten o perciben que sólo se está hablando castellano al interior de los hogares”.
A pesar que la investigación se limitó a un instrumento de medición cuantitativo, sin entrar en un análisis más profundo y simbólico, se generó un espacio para los entrevistados que dio cuenta de unos hablantes fluidos poseedores del estándar más alto en el uso de la lengua desde el punto de vista de su estructura, uso de elementos simbólicos y otros aspectos culturales implícitos que abren un espacio alentador para su recuperación y transmisión a nuevos hablantes, así como generar nuevos espacios de uso y posibilidades de difusión.
Otro hallazgo relevante es la cantidad de agrupaciones, organizaciones y actores que desarrollan experiencias de revitalización del mapudungún que suman más de 60, “esfuerzo impulsado en base a pequeños proyectos e iniciativas particulares, pero que requieren un impulso mayor y apoyo en recursos” comenta Melin.
¿En cuántos años podría desaparecer el mapudungún ?
Melin, advierte que, sin medidas urgentes, el mapudungún podría enfrentar una amenaza de extinción similar a la de otras lenguas indígenas del mundo. “Cada dos semanas desaparece una lengua en el mundo, llevándose con ella una forma de ver el mundo, una cultura, una cosmovisión y un patrimonio de la humanidad”, resalta, refiriéndose a las proyecciones de la UNESCO sobre la pérdida cultural global. Esta situación, aunque alarmante, no es irreversible. Melin recuerda que, a pesar de numerosos pronósticos, el mapudungún sigue vivo, especialmente en las comunidades que mantienen su uso cotidiano.
Para el investigador UFRO, uno de los principales obstáculos en la revitalización de la lengua mapuche es la falta de reconocimiento y apoyo estructural en el país. “Chile es el único Estado en el continente que no reconoce la existencia de los pueblos indígenas en su constitución; eso es grave”, explica. Esta ausencia de respaldo legal y social ha frenado iniciativas de revitalización y ha contribuido a un contexto en el que las actitudes de la sociedad dificultan el uso y enseñanza del mapudungún. La “occidentalización” y el escaso apoyo a políticas lingüísticas sostenibles refuerzan los desafíos para los hablantes.
A pesar de las barreras, Melin se mantiene optimista sobre la vitalidad de la lengua en ciertas prácticas culturales y espirituales de la comunidad mapuche. “Mientras existan personas que sueñan en su lengua, ella no desaparecerá”, afirma, refiriéndose a figuras importantes como las machi y logko que continúan soñando, sintiendo y pensando en su idioma. Esta intrínseca conexión entre la lengua y la identidad cultural permite que, a pesar de las proyecciones sombrías, el mapudungún siga vivo en el espíritu y la práctica de quienes lo consideran parte esencial de su vida.
La integración del mapudungun en el sistema educativo chileno es un paso positivo, pero insuficiente para garantizar su revitalización, afirma Melin. Aunque el enfoque actual en educación básica fortalece la identidad y fomenta la aceptación y el reconocimiento mutuo entre mapuches y chilenos, “eso no garantiza revitalizar la lengua”, advierte. Para lograr un cambio real, propone aumentar las horas de enseñanza del mapudungún, especializar a los docentes y extender su enseñanza a todo el sistema educativo.
¿Por qué se ha perdido el mapudungún?
“El factor común es la ruptura o pérdida de transmisión en las últimas décadas”, indica Curaqueo. Las razones, a su juicio, son varias. Desde la migración a las ciudades hasta los procesos formativos monolingües del castellano en los colegios.
No obstante, a su juicio, uno de los principales factores ha sido la discriminación exacerbada en generaciones anteriores, que hizo que padres y abuelos quisieran proteger a las y los niños, pasando al uso del castellano como lengua principal o única y así adecuarse a los contextos educativos y culturales, “lo que trajo consigo que en un par de décadas se cortara la transmisión en la primera infancia”, explica.
Melin señala que el proceso de “chilenización” trajo consigo una imposición de institucionalidad y normas que no solo alteraron la estructura territorial y económica mapuche, sino que también afectaron directamente su idioma. La migración masiva hacia ciudades, especialmente Santiago, y la prohibición del uso de la lengua generaron una “diáspora” de hablantes y una debilitación de la identidad lingüística en la sociedad mapuche.
A ojos de Curaqueo la tarea de lograr la transmisión y el aprendizaje del mapudungún en las nuevas generaciones debe contar con el compromiso de diversos actores: las organizaciones destinadas a la revitalización, los establecimientos educacionales, el Estado y también involucrar a los hablantes fluidos.
Además de estos procesos históricos, los expertos coinciden en que una revitalización efectiva del idioma requiere políticas públicas sólidas. “La experiencia internacional demuestra que los ‘nidos lingüísticos’ o programas de inmersión en la primera infancia son clave para generar nuevos hablantes”, explica Curaqueo. Estos programas, según el director de IEII, deberían estar acompañados de políticas que otorguen prestigio y estatus al mapudungún, ampliando su uso a espacios formales y cotidianos, no solo a contextos ceremoniales o simbólicos.
Para abordar esta crisis, es esencial también entender la función del mapudungun más allá de la comunicación diaria. Curaqueo recalca que la lengua “plasma la cosmovisión mapuche, la organización de la vida, el entorno y las relaciones sociales y políticas”, y su pérdida significa más que el olvido de palabras: implica la pérdida de una visión única del mundo. Revertir el debilitamiento del mapudungun es un desafío complejo, pero la implementación de políticas integrales y el uso de estrategias como los nidos lingüísticos y una mayor presencia en los medios podrían ser pasos clave hacia su preservación.